viernes, 25 de enero de 2008

Fan from HELL.. from HELLO KITTY!

¿Qué lleva a la gente a coleccionar cosas? Hay gente que colecciona timbres, postales, gorras, llaveros, cerillos, lentes en fin. Mi hermano por ejemplo, coleccionaba toooooooodo de Coca-Cola, y tenía un lugar destinado específicamente en su clóset (casi casi altar) para “presumir” sus adquisiciones, ya saben Coca-colitas miniatura, una botella como de latón (que siempre pulía), latas de otros países y si mal no recuerdo... hasta una lata ¡sin abrir! conmemorativa de las Olimpiadas de Los Angeles en 1984. Hasta que un día decidió decirle adiós a su colección que no sé si tiró regaló o vendió... igual si la hubiera subastado en eBay tendría una lanota...
En fin. Se puede decir que yo era coleccionista adolescente porque coleccionaba revistas, primero de los cuentos de Archie (que tenía en la cabecera de mi cama y que estaban acomodados por estricto orden númerico y que después terminé heredándole a mi hermana que también era fan de Archie), después vinieron las revistas como la ERES que era mi hit cuando salió y después la 15 a 20 que también tenía completitas y hacía hasta lo imposible porque no se me pasara ningún número. Pero obvio esa etapa terminó y en la actualidad yo pensaba que no coleccionaba nada... hasta que el año pasado que estábamos en la sesión de fotos de la Chica Gel Bic 15 a 20, para la foto de grupo se me ocurrió decirle a Ceci Meza,

—“¿No estaría increíble sacarlas a todas con ropa de Hello Kitty?”
—”Pues sólo que vaya a Oysho a comprar cosas de volada.”
— “Ah no te preocupes, yo voy a mi casa y seguro ahí encuentro algo para todas.”
— “¿Segura? Porque son muchas niñas, ¿si tienes algo para todas?”

Acto seguido corrí a mi casa, abrí mi clóset y empecé a sacar playeras, camisones, tanks, pijamas, shorts... Cuando las empaqué para la sesión y me di cuenta de la cantidad de cosas que tenía de Hello Kitty me dije a mí misma, “OK. Creo que tengo un problema.” Y bueno, eso sin contar con mis bolsas, accesorios, bolsitas y demás.

Y me puse a analizar mi obsesión por esta gata japonesa que no tiene boca —si se han fijado que no tiene boca, ¿o no?— que data desde que era más chica. La primera bolsa que tuve en la vida (creo que fue como a los 6 ó 7 años) me la compró mi mamá, era una Hello Kitty de peluche con su vestido rojo que era donde guardabas tus cosas ¡¡¡era lo más!!! Una tía se fue a Inglaterra y me mandaba estampitas de Hello Kitty o un juego de papelería que tenía sobrecitos, hojitas y estampitas ¡increíble! Ahora, tomen en cuenta que en esas épocas no había tiendas en los centros comerciales, sino que eran cosas que sólo se conseguían en tianguis o que te traían de los viajes así que eran ¡aún más especiales y dignas de presumir en la escuela! Aunque también corrías el riesgo que alguna niña envidiosa te las robara ja, ja.

Obvio, después de que llego el Tratado de Libre Comercio y Sanrio nos invadió, ya no era tan complicado tener cosas de Hello Kitty como el estuche para guardar mis lentes de contacto, o el mechudo que traigo en el carro para limpiar y que trae una Kitty encima o las tijeras que uso en mi cocina... ¡todo de Kitty! Así que se pueden imaginar mi shock cuando fui a Hong Kong y Tailandia donde quería comprar toooooodo, pero mi novio no me dejó :( Aunque a mí me parecía de lo más lógico y práctico traerme una bola de boliche rosa pastel (cuando yo en mi vida me paro en el boliche) o un casco ¡increíble! nada más porque me falta el pequeño detalle de tener una moto. Definitivamente los hombres no entienden esa necesidad de nosotras las mujeres de tener nuestro Hello Kitty fix.

Y bueno, cuando pensé en que tal vez yo era la única ridícula (mayor de 12 años) que se atrevía a usar a Hello Kitty en público, pero estaba equivocada. Cuando estaba haciendo cola para pasar migración en el aeropuerto de Sydney llevaba la maletita que ven en las fotos (y que es la que llevo a todos mis viajes). La venía arrastrando porque la cola estaba muy larga, y de repente una chava como de mi edad la ve y me dice “Ay tu maleta está increíble, ¿dónde la compraste?” “En México,” le contesté. “¿A ti también te gusta Hello Kitty?” A lo que me respondió, “¿tú qué crees?” mientras se arremangaba lel brazo derecho y me enseñaba orgullosa su antebrazo con ¡un tatuaje de Hello Kitty! WOW ahora sí creo que lo he visto todo...

En fin, aquí les dejo algunas fotos de mis cosas favoritas de Hello Kitty y obvio mi superoutfit que usé en mi fiesta de cumpleaños del año pasado que fue de pijamas.









Ah y checando en la red encontré este site que se llama hellokittyhell que es de un tipo que su esposa ama Hello Kitty y él la odia, así que se dedica postear las cosas más raras que hay en el mundo de Hello Kitty, para que le echen un ojo porque está chistoso.

Y bueno, ahora les toca a ustedes. Demuestren su Hello Kitty pride o, por lo menos platiquen qué les obsesiona lo suficiente como para gastar sus domingos en ello... yo por lo pronto estaré pensando en si me compró la guitarra de negra que tiene Bryan Amadeus de Moderatto aunque lo único que sepa tocar en esta vida sea la puerta.

Miau!
xoxo
gabs